El segundo día de periplo cántabro nos dirigimos al interior, a la" Cantabria infinita" como reza el slogan turístico. Nuestra elección fueron las cuevas del "El soplao" y los pueblucos de Carmona y Tudanca.
Las cuevas, inauguradas hace cinco años, están totalmente preparadas para el turismo, con trenecito incluído durante 300 metros. Una vez en su interior lo más bonito son las estalactitas excéntricas (aquí las tenemos en Pozalagua). El exterior de estas cuevas tiene también unas vistas excelentes que merece la pena contemplar. Las entradas hay que adquirirlas con anterioridad por la Red.
Nuestro siguiente destino fué el barrio de Carmona ( Cabuérniga ), conjunto rural con las típicas casonas montañesas, famoso por la fabricación de albarcas. Pequeño, pero bonito para recorrer sus callejuelas.
Y para comer hicimos la parada en Tudanca, pueblito en las laderas del monte, inmortalizado en la literatuta en "Peñas arriba" de José Mª de Pereda. Allí visitamos "La Casona", donada para museo por el escritor José María de Cossío. También comimos platos típicos (esta vez cambiamos de costa a interior) en uno de los dos bares del pueblo, Las Nieves. Alubias rojas, cocido montañés, huevos con chorizo y degustación de "ibéricos" (jamón, cecina, chorizo y salchi recios).
Por la tarde , un paseo por las playas de San Vicente, que pertenecen al parque natural de Oyambre y otro por el puerto y el paseo de la Barquera, la barra del faro de la ciudad, con unas vistas preciosas. La cena, a base de pescado en otro restaurante típico, la rematamos con unos txupitos de buen orujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario