Nuestro primer día de recorrido cántabro comenzó en Comillas, preciosa población costera, turística y artística. Un desayuno sobre la playa seguido de un paseo litoral nos llevó al centro del pueblo, donde visitamos su Ayuntamiento, Iglesia de San Cristobal, el "Capricho de Gaudí" y la antigua Universidad Pontificia hoy en día reconvertida en otro centro se estudios ( la uni está ahora en Madrid). Todo gracias al Marqués de Comillas, tipo adinerado y con buenas relaciones. La comida, en un restaurante típico de la plaza de la Iglesia, "La Tertulia", fué un tanto escasita, aunque sabrosa (¡como se ve que timan a los turistas!) y con ambiente agradable.
San Vicente de la Barquera, nuestro siguiente destino, también cumplió las expectativas, con su núcleo medieval, su castillo, su iglesia y su ambiente marinero.
Los menús no pueden dejan de estar relacionados con el mar: txipis en su tinta y encebollados, almejas, paella marinera , bonito, sardinas, gambas plancha, croquetas de merluza y vinos blancos y rosados. De los muchos restaurantes que hay elegimos "Los Mozucus", servicio rápido y buen precio.Y para postre obligado acudir a la heladería Regma, donde te dan unos helados enormes.
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